Emociones, música y salud

¡¡Qué difícil definir qué es la salud!!

El Dictionary of Epidemiology de Oxford (6ª edición, 2014) presenta una definición interesante por su visión holística e integradora: “estado caracterizado por una integridad anatómica, fisiológica y psicológica; capacidad para desempeñar los roles familiares, laborales y comunitarios valorados personalmente; habilidad para lidiar con el estrés físico, biológico, psicológico y social; una sensación de bienestar; y libre del riesgo de enfermedad y muerte prematura”.

En 1986, a través de la Carta de Ottawa, la OMS impulsó el concepto de promoción de la salud y sus estrategias clave.

En su Glosario de Promoción de la Salud (1998), la OMS la define como “el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla”. Para ello, establece estrategias básicas y áreas de acción prioritarias.

Una de sus estrategias es facilitar que todas las personas puedan desarrollar su completo potencial de salud. Y algunas áreas de acción prioritarias que pueden contribuir a ello es desarrollar las habilidades personales, y crear entornos que apoyen la salud, además de fortalecer la acción comunitaria enfocada hacia la salud. El componente emocional es fundamental para abordar con éxito estas estrategias y áreas de acción.

Si bien vivimos sumidos en el día a día en el mar de la mente, en nuestros pensamientos, creencias, interpretaciones del mundo, uno de los grandes motores internos que condicionan nuestras decisiones y nos impulsan a actuar son las emociones. La alegría, la tristeza, el miedo, el enfado, entre otras, impregnan cada una de nuestras sensaciones y actos a lo largo de toda nuestra vida. 

Si bien la mayor parte de enfoques en el ámbito del desarrollo personal y la terapia se han centrado en la modificación de las conductas y las creencias, creo que es preciso señalar la importancia de conocer nuestras propias emociones para aprender a aceptarlas, sentirlas plenamente y así lograr comprender mejor a nuestra esencia.

La música está íntimamente ligada a la especie humana. Es un fenómeno que "nos mueve" de forma profunda y que ha sido empleada en todas las culturas desde los orígenes de la humanidad para fomentar la conexión con uno mismo, estimular el sentido de pertenencia al grupo y acompañar a experiencias ligadas a la sanación.

En la segunda mitad del siglo XX, apareció la musicoterapia como disciplina científica reconocida a nivel internacional, con diversas corrientes y modelos que buscan aplicar la música con fines terapéuticos y de desarrollo personal. Cada vez se aplica de forma más habitual en escuelas, centros geriátricos y de atención sociosanitaria, así como hospitales y otros centros sanitarios.